jueves, 30 de julio de 2009

En busca del Modelo perdido

Ricardo Romero
Profesor Economía Política CNBA

La economía argentina transitó diferentes ciclos a lo largo de su vinculación con el capitalismo moderno, y el rasgo más relavante de cada período, es el peso del sector comercial exportador en la configuración de los modelos de acumulación. Incluso, en la fase de sustitución de importaciones, la regulación comercial buscaba obtener divisas y reorientarlas hacia la industria, lo que provocaba el rechazo de los exportadores que las generaban y llevando a enfrentamientos profundos como la última dictadura militar.
El Modelo abierto tras la salida a la crisis del 2001, se centró en una sobrevaluación del dólar, favoreciendo el perfil exportador y desalentando las importaciones, que junto a una tendencia de precios altos de los alimentos permitió un fuerte ingreso de divisas y una paulatina recuperación económica interna, sumado a una redistribución a través de las retenciones. Cabe destacar que el crecimiento de esta fase no es sólo esfuerzo de los productores agroexportadores, sino también, de la población que debe afrontar una política económica restrictiva al consumo externo.
Este esquema, que tuvo una fuerte fase expansiva de crecimiento, permitió generar un proceso de acumulación de reservas que, si bien lograron sortear esta crisis con menos costos relativos, no fueron destinados a cambiar una estructura económica que nos condiciona a los vaivenes del mercado externo. Así, con el proceso inflacionario y la pérdida de competitividad junto a la caída de precios internacionales, provocaron una tensión para los que quieren mantener sus niveles de rentabilidad. Y como la historia se repite, nuevamente la Sociedad Rural encabeza una cruzada contra un gobierno popular.
La nueva configuración política dejó a la actual gestión en la necesidad de dialogar, pero cabe señalar, que a la oposición también, porque sino quedamos subsumidos al programa de la Mesa de Enlace, que avasalla con sus demandas sectoriales, presentadas como reivindaciones del bienestar general. En todo caso, deberíamos impulsar un debate abierto sobre el rumbo económico, que no se concentre en ganancias parciales del sector exportador sino que impulse crecimiento, desarrollo y redistribución de ingreso.
No es imposible, es pensar un nuevo Modelo. Pero para eso deberíamos salir de la matriz neoclásica, que nos condena a ser el granero del mundo y en el cuál los patrones rurales mandan. Debemos pensarnos como parte de una región económica, integrada comercial y productivamente, con alto desarrollo industrial y tecnológico, y una fuerte base de consumo interno. Obviamente, este esquema implica una articulación con los países latinoamericanos donde, cabe decirlo, nuestro vecino Brasil juega un rol preponderante y Argentina es un socio estratégico. En esos marcos, podríamos encontrar un Modelo Perdido que no nos condenen a las dádivas de las retenciones.

Socialismo más allá del Partido Socialista

Ricardo Romero
Red Socialista Alfredo Palacios
Corriente Unidad Socialista
Partido Socialista

El Partido Socialista cruje por dentro, en las elecciones pasadas tuvo diversas estrategias electorales. Desde ir en un frente en Santa Fe, aliado al Radicalismo en Provincia de Buenos Aires (previa intervención y expulsión de los referentes mayoritarios del distrito), sólos en Ciudad de Buenos Aires, en frentes pero con estrategia propia, como en La Rioja, e incluso, con nuevo partido, como en Santa Cruz.
Lo cierto es que se presenta un dificil posicionamiento para el socialismo, en la construcción de un proyecto nacional. Si protege los ropajes republicanos, termina aliado al radicalismo y cercano a las viejas estructuras oligárquicas terratenientes; y si apuesta a una construcción popular, la alianza natural son los movientos sociales y queda cercano al poder de los intendentes y gobernadores, sin tener una hegemonía de cambio y ciudadanización.
Las elecciones pasadas dejaron diversos mensajes, algunos más explícitos que otros, o incluso, ciertos resultados se minimizan, como la pérdida electoral del macrismo en la Ciudad de Buenos Aires. En definitiva, las múltiples estrategias electorales tienen que ver con un mozaico político, donde la construcción del socialismo se hace en multiniveles o en diferentes terrenos político electorales, que van desde lo municipal, lo provincial y lo nacional.
Quienes propicipamos una Unidad Socialista que impulse un Partido amplio, democrático y participativo, entendemos que debemos profundizar el debate sobre las líneas de acción programáticas en cada unos de los niveles municipales, provinciales y nacional; sencillamente, porque la desestructuración de los partidos políticos, provocaron alianzas cruzadas entre sectores progresistas, populares y democráticos de las distintas identidades políticas y con diferentes articulaciones en cada realidad provincial.
Por ende, si no se quiere caer en expulsiones e intervenciones de los distritos, es necesario pensar un Partido que pueda aceptar estrategias diferenciadas en cada nivel, incluso con acuerdos políticos (institucionales, parlamentarios o de gestión) que fortalezcan aquellas políticas que den un constante avance a conquistas sociales.
Igualmente, de hecho la construcción del socialismo se da más allá del Partido Socialista, porque como vimos, en Santa Fe, la articulación y gestión de Binner arrojaron un buen resultado a pesar de la derrota; en tanto que en Ciudad de Buenos Aires, si bien por primera vez el socialismo no elige representante local, entraron socialistas en otras listas; en tanto que en otros distritos, socialistas lograron ocupar espacios a través de listas llamadas colectoras o frentes electorales, como el flamante concejal de Chamical, La Rioja.
En tal sentido, tenemos el desafío de articular una propuesta que pueda poner al Partido Socialista en un rol histórico en la construcción del socialismo en Argentina. Para ello, tenemos que impulsar la reactivación de sus espacios de deliberación, de sus ámbitos de participatición y de sus mecanismos de decisión democráticas, para poder fortalecer un proyecto que, como señalamos, no va a ser uniforme y homogéneo, sino por el contrario, tendrá una diversidad que deberá orientarse garantizar en distintos niveles, la defensa de la economía social, el avance de los derechos, la participación ciudadana y el latinoamericanismo. Sólo así, el Partido Socialista será constructor del socialismo en nuestro país.

miércoles, 29 de julio de 2009

Unidad Socialista. El futuro socialista


 Por Roberto Follari *

Tras el hundimiento de Carrió en las urnas –subrayado por su no concurrencia
al diálogo–, ya es obvio que el candidato del denominado Acuerdo Cívico ha
de ser Cobos. A pesar de sus desaires al radicalismo –tanto en la última
elección como antes en Mendoza–, en la UCR ahora se subordinan a su
voluntad, en la medida en que la imagen positiva del vicepresidente los
doblega.
Sobreviene la inevitable pregunta: ¿a qué juega el Partido Socialista en
todo esto? Giustiniani perdió en Santa Fe, a pesar de una muy buena elección
de su agrupación. Resultado: es obvio que Binner no puede aspirar a la
candidatura máxima. Además, perdería ampliamente en cualquier compulsa
interna contra el radicalismo, que tiene una estructura abrumadoramente
superior a nivel nacional.
Por ello, el socialismo ya no puede aspirar a conducir –siquiera por vía
candidaturas, ya que nunca por mayoría numérica– el Acuerdo Cívico. Ergo: si
se queda allí, será comparsa segundona del cobismo. Flojo negocio ir como
furgón de cola, y para colmo, hacerlo con alguien que no le hace ascos a la
derecha (desde el telefonazo a Menem, a la reunión con De Narváez).
Claro que Giustiniani ha dado claras muestras de vocación seguidista,
haciendo a su partido indistinguible de la Mesa de Enlace y de la oposición
salvaje. De tal manera, es esperable que el senador quiera jugar como
"legitimador progresista" del cobismo, subordinándose al mismo.
Pero no es tan obvio que Binner esté dispuesto a ese papel y menos aún que
lo estén todos en su partido. Como ejemplo, baste advertir que el socialismo
de Mendoza (el que conoce a Cobos de cerca, el que recuerda su desmanejo
cuando gobernador en un tema clave como seguridad) no fue a la elección con
el acuerdo entre el radicalismo y Carrió. Entendió que no podía ponerse al
socialismo dentro de una coalición que no lo representa ideológicamente.
Es que –con una figura de peso como Binner–, el socialismo puede aspirar a
no ser socio menor de la derecha, jugando en cambio a ser parte
constituyente del nuevo conglomerado de izquierda que se avizora, junto a
sectores como los representados por Sabbatella, por Solanas/Lozano, e
incluso por el kirchnerismo. En ese espacio jugaría con mejores
posibilidades de liderazgo que las que tiene con el cobismo, además de que
contribuiría a la reconstitució n de una alternativa popular a nivel
nacional. Mientras, Giustiniani se reúne con los radicales. Pero no
desconoce que, al interior de su partido, un áspero debate recién empieza.
** Doctor en Psicología, profesor de la Universidad Nacional de Cuyo.*



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